Día 1: vuelos a Chicago

Otro viaje más con un buen madrugón, el despertador sonó a las 3’45, y en poco más de media hora bajamos a esperar el taxi, que como siempre llegó muy puntual; a esas horas no había tráfico, así que en 15-20 minutos llegamos al Aeropuerto.

El resto del grupo ya estaba allí, facturamos en un momento, y pasamos el control de seguridad en un momento también; sin incidentes por parte de nadie. A las 5’20 ya estamos sentados tomando un capuchino en Tim Hortons, que malo estaba, no me lo explico como en la máquina de casa salen mucho mejor.

El vuelo a Zúrich embarcó en hora, y salimos minutos después de su hora que era las 7’00, vuelo tranquilo y llegamos minutos antes de la hora programada, que era las 9’05.

A las 9’05 ya habíamos bajado del avión, y aunque parezca mentira en 20 minutos, llegamos al tren que te cambia de terminal, pasamos el control de pasaportes, y llegamos a la puerta de embarque. Todavía estaban con el grupo 1 (nosotros teníamos grupos 4 y 6), esperamos un poco para embarcar, pero en el avión esperamos más de media hora. Finalmente salimos 10’25, cuando su hora prevista era las 9’50; por lo que fuimos observando días anteriores, suele llevar media hora de retraso.

Teníamos dos grupos diferentes de embarque, porque hicimos dos reservas diferentes, en total llevábamos cuatro maletas grandes y dos de mano; así que hicimos una reserva de cuatro con maleta facturada, y otra de dos personas sin maleta facturada (nos ahorramos unos 100 € entre todos); y luego compramos asientos para estar todos juntos. Pues lo que hicieron a pesar de que íbamos juntos en las mismas filas, fue que a los de maleta facturada les dieron grupo 4, y los que no la llevaban al grupo 6 que era el último. Lo deben hacer porque así a los del grupo 6 que lleven maleta de mano, al subir los últimos se les complica ubicarla en la cabina; pero nosotros lo que hicimos fue que las subimos los del grupo 4.

Al poco de salir nos dieron un snack, y al rato la comida (aceptable), luego café, mas tarde agua, y más tarde un helado. Luego un poco de siesta, yo me vi una peli, un rato de tertulia, y ya cuando quedaban unas dos horas para llegar, la merienda, que fue una quiche de espinacas (podría ser mejor pero bien), que también iba con una pasta, y ya al final la clásica chocolatina de Swiss. Y más o menos llegamos en hora, a las 12’35.

Una vez bajo del avión, llegamos al control de pasaportes, y aunque había gente estaríamos unos 20 minutos, a la 1’35 ya habíamos finalizado todos con el trámite.

Luego con un trenecito en 10 minutos llegamos a la zona de alquiler de coches, en Hertz estaríamos casi media hora con todo el papeleo. En el coche que nos asignaron (Nissan Pathfinder) no nos cabían las maletas, vimos todos los que había allí, Chevrolet Suburban, Ford Expedition, Cadillac Escalade, hasta miramos la furgoneta de Ford, y allí estábamos dando vueltas. Por suerte llegó una empleada que hablaba español y le preguntamos, ella fue a hablar con su jefe (le dimos una propinilla), y nos cambiaron a un Chevrolet Suburban que era algo más grande, y en ese maletero sí nos cabían, las cuatro maletas grandes y las dos de pequeñas.

Nuestro problema de maletero en el Nissan Pathfinder

Al final eran casi las 3 de la tarde cuando salimos del Aeropuerto, nos llevó algo más de una hora el tema del coche, pero finalmente su pudo solucionar bien. El trayecto hasta la ciudad fue de cerca de una hora, había bastante tráfico pero sin grandes atascos, así que bien.

Llegamos al Congres Plaza Hotel en S. Michigan Av., bajamos las maletas y Luis y Alfredo se fueron a aparcar a Grant Park South Garaje, luego hicimos el check-in, subimos a las habitaciones y dejamos las cosas.

A las 4’45 salimos con un Lyft XL (15 $) hacia DuSable Bridge, en pleno centro, a ver si nos daba tiempo de coger un barco, pero sólo quedaban cruceros a partir de las 6, pero a esas horas ya sería de noche, y no nos apetecía.

Así que paseamos tranquilamente por la zona mientras iba anocheciendo, la ciudad estaba tomada por mejicanos, con sus coches y banderas, tocando claxons; luego nos enteramos que celebraban el Día de la Independencia de México.



Que ilusión en las primeras horas del viaje











A las 7’30 fuimos a cenar, para nuestros cuerpos ya era más de medianoche y teníamos hambre, fuimos a Nando’s Peri Peri, pedimos todos pollo asado acompañado de arroz, estaba muy rico, aunque algo picante para nosotros, pero a pesar de eso cenamos muy bien; tres combos junto con los refrescos y las cervezas, nos costó 112 $ con propina incluida (unos 17 € por persona).


Luego tras unas pocas fotos nocturnas, pedimos un Uber XL (27 $) para regresar al hotel; nos costó más del doble que el que pedimos por la tarde, pero igual entre que era de noche y estaba todo cortado, había mucha vuelta que dar.

Una vez en el hotel, Alfredo, Santi y yo, nos quedamos por los alrededores viendo los edificios iluminados, la zona estaba cortada al tráfico y se podía pasear tranquilamente. Tras casi 24 horas en pie nos fuimos al hotel a descansar, con la satisfacción de que sólo llevábamos unas horas en Chicago, pero nos estaba gustando mucho.






Kilómetros aproximados: 36.


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